Matrimonio
Cuando leemos la Biblia en nuestro idioma, una de las dificultades que los traductores bíblicos tratan de sortear es la de expresar fielmente lo que se dijo en otro idioma, lejano a nosotros hoy, en tiempo y espacio. Por ejemplo, tenemos un versículo muy conocido:
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla…
Hebreos 13:4
Cuando lo leemos en la versión RVR60 nos puede dar la idea de que es un deseo del autor, pero al comparar con otras versiones descubrimos otra cosa, veamos este mismo versículo traducido desde otra perspectiva:
Tened todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal (BAD)
Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso (BLS)
Que todos respeten el matrimonio y mantengan la pureza de sus relaciones matrimoniales (DHH)
Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal (NVI 1999)
En estas versiones vemos que es un mandato, no una sugerencia. Lo que se ordena es considerar el matrimonio como algo de sumo valor. La palabra que en la RVR60 se traduce como honroso, es la misma que se usa en varias ocasiones, sobre todo en Apocalipsis, para “piedras preciosas”.
Nadie, en su sano juicio, juega con cosas valiosas: por el contrario, las cuida, lo más valioso se guarda celosamente, para resguardarlo. Eso es exactamente lo que nos dice el apóstol con respecto al vínculo matrimonial. De esto podemos sacar algunas premisas:
- Quien tiene ese bien tan preciado se debe sentir dichoso y agradecido. Una de las trampas del enemigo es hacernos ver hacia otro lado, considerar como más valioso lo que otro tiene, enfocarnos en lo que falta construir, para que caigamos en el menosprecio de nuestro matrimonio. Cuando la semilla del menosprecio se siembra en nosotros, el infierno ya ganó un territorio importantísimo y está a un paso de vencernos en esa área.
- Nos cuidamos de tomar conductas de riesgo con lo valioso que poseemos. A nadie se le ocurriría darle un vehículo nuevo y costoso a su hijo de 10 años para que lo haga rodar por la ruta, en primer lugar, porque valora la vida de su hijo y segundo, porque sabe que no está capacitado para cuidar de ese bien. Nadie osaría darle una joya reliquia familiar para que la niña de dos años juegue adornando a sus muñecas. Sin embargo, hoy hay gente que juega con el gran tesoro que es el vínculo matrimonial de muchas maneras: permitiendo relaciones que no son puras, viendo pornografía, descuidando a su cónyuge y sus necesidades, etc.
El menosprecio por el matrimonio nos pone, como dijimos en un área de vulnerabilidad extrema. El matrimonio hoy está desprestigiado, por eso tantas parejas deciden convivir, para así separarse sin problemas cuando “el amor se acabe”. Pero hay un pensamiento subyacente a esto: “formo pareja, pero tengo las maletas listas para huir cuando fuere necesario”. Eso, lamentablemente, es un pensamiento instalado en la sociedad y afecta también a la iglesia, donde el índice de divorcios es alarmante.
ANTES DE SEGUIR. Si estás casado o en camino de hacerlo medita en esto, pidiéndole al Padre que te ayude a verte claramente:
- ¿Considero mi matrimonio como algo sumamente valioso? Si encuentras el más mínimo signo de menosprecio pide perdón, revierte eso con gratitud, trayendo a la memoria todas las bendiciones que te ha traído.
- ¿Estoy poniendo en riesgo mi matrimonio, de alguna manera? Deja que sea el Espíritu el que te conteste esta pregunta, permítele transformarte y apártate de la conducta de riesgo.
- Si es necesario, busca ayuda en el cuerpo. ¡No pierdas tu tesoro!
UNA DE LAS TRAMPAS EN LA QUE PODEMOS CAER EN UNA CRISIS MATRIMONIAL ES MIRAR AL OTRO Y ENUMERAR LOS CAMBIOS QUE DEBERÍA HACER PARA RESTAURAR LA RELACIÓN. ¿Por qué es una trampa? Porque todo lo que esté fuera de nuestro alcance solo nos trae frustración y ansiedad, podemos caer en la manipulación, la violencia y muchas otras cosas. En una crisis mi pregunta debe ser: ¿Qué puedo aportar yo para solucionar? Y tal vez pienses que ya has perdonado mucho, soportado mucho, concedido mucho. Pero ¿acaso eso no es lo que hace Cristo con nosotros cada día? ¿Dónde queda el “sed imitadores de Cristo”, si no lo puedo aplicar a mi propia vida íntima, al vínculo más importante que tengo sobre la tierra?
Estela Ortiz
Continuaremos con este tema la siguiente semana, hablaremos sobre divorcio y nuevo casamiento.