Continuando con nuestro estudio de Mateo 25, desde el versículo 31 y hasta el final tenemos lo que algunas biblias titulan como “juicio final”. Este pasaje ya no es una parábola sino la descripción final y el cierre de todo el sermón del olivar.

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.

Mateo 25:31

Muchas veces hemos cantado “ven y toma tu lugar”, esto es justamente lo que describe este versículo, cuando Él venga en gloria entonces se sentará en su trono, ocupará el lugar que le pertenece. No tomará su lugar como Padre, Amigo, Salvador…sino como REY. Y su primer acto de gobierno será hacer separación, vendrán las naciones a presentarse y entonces el Señor “separará a los malos de los buenos”, como dice la versión Lenguaje Sencillo. Es llamativo que, aunque las naciones vendrán como tales, en masa, a presentarse ante Dios, el juicio es individual, no colectivo, no habla de separar naciones sino individuos.

Al hacer esta distinción entre unos y otros dirá a los de la derecha:

Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

A lo cual ellos responderán que no saben cuándo le vieron en necesidad

Luego, a los de su izquierda les dirá:

Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Ambos grupos se sorprenderán, ninguno sabe en qué momento le ayudó o pasó de largo sin ayudar. En el grupo de la derecha eso habla de algo hermoso:

  1. Ayudaron en cosas sencillas, de las que no se tiene fácil memoria: dieron un vaso de agua, ayudaron a un doliente, alimentaron a un hambriento. No calmaron el hambre de la humanidad, pero fueron sensibles al hambre que veían a su lado. A veces, por querer hacer grandes cosas dejamos de hacer las pequeñas, y que son aquellas que pondrán de manifiesto que somos sus hijos. No podemos ayudar a todos los niños abandonados, no podemos calmar el hambre o sed mundial, no podemos abrigar a todos, pero seguramente podemos hacer algo por alguien y es eso lo que el Rey espera de nosotros.
  2. Ayudaron de manera desinteresada, no lo hicieron por el premio que eso llevaba, si así hubiera sido tendrían registro, para poder cobrar el favor. El que espera recompensa de sus acciones buenas simplemente está disfrazando su egoísmo. El motor de su generosidad era interno, era el amor. En la segunda carta de Pablo a los corintios se habla de la iglesia de Macedonia, ellos estaban pasando un tiempo de tribulación, persecución y profunda pobreza; en ese mismo tiempo se estaba haciendo una colecta entre las iglesias para enviar a los hermanos en Jerusalén y los macedonios le rogaron a Pablo que los dejara participar y el apóstol dejó registro cuál fue el motor de esa ofrenda: gozo y generosidad

En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad.

2 Corintios 8.2 NVI

Los macedonios no tenían mucho, pero tenían lo que se necesita para poder salir de uno mismo y mirar la necesidad ajena: estaban llenos del gozo del Señor. El gozo, junto con la justicia y la paz son símbolos de que se está bajo en gobierno del Reino de Dios.

La ayuda que obtiene la aprobación de Dios es la que se da nada más que para ayudar.

En el grupo de la izquierda formularon la pregunta: ¿Cuándo no te ayudamos? La respuesta fue simple: “cuando fueron indolentes, cuando no vieron al prójimo, cuando pasaron de largo”. Tal vez ellos podrían haber argumentado: “si hubiéramos sabido que eras tú, te habríamos ayudado”, pero ayudar de esa manera no es hacerlo, sino tratar de alcanzar méritos para sí mismos. Las buenas obras no forman a Cristo en nosotros, pero Cristo En nosotros se dejará ver a través de buenas obras.

¿Cómo vemos al REY en este pasaje?

  1. Como uno que no nos pesa por lo que hicimos hacia Él sino hacia sus hijos. Y en esto encontramos al Padre vestido de Rey, su preocupación es por los pequeños, los indefensos. Cuando nosotros preguntamos: ¿Dónde está Dios, que no interviene?, Él pregunta: ¿Dónde está la iglesia, que no interviene? Nos ha puesto como un reino de sacerdotes, como los que administran SUS cosas en esta tierra, eso lo vimos en la parábola de los talentos. Y nos ha equipado de todo lo necesario para la obra: Cristo en nosotros, no necesitamos más.
  2. En este pasaje se vuelve a repetir la misma idea que marcamos en los dos textos anteriores, el novio cierra la puerta a las insensatas, el amo deja afuera del festejo al siervo necio, el Rey los envía al castigo eterno. Dios ama, pero eso no lo divorcia de la justicia, no es un amor que pase por alto el pecado. Lo que Él busca que tengan las ovejas de la derecha es misericordia, algo que nos advirtió varias veces:

Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

Oseas 6:6

Mateo repite este concepto dos veces, en los capítulos 9 y 12. La misericordia traducida en actos de servicio es lo que el Rey busca en los que son suyos.

¿Por qué esa aparente falta de misericordia con los de la izquierda?

Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

Santiago 2:13

El que actúa con misericordia, recibe misericordia.

…pero los que han tenido compasión saldrán victoriosos en la hora del juicio. DHH

Santiago 2:13

Pero los que tuvieron compasión de otros, saldrán bien del juicio. TLA

Santiago 2:13

Ha habido mucha discusión teológica cerca de quiénes son los pequeños de este pasaje, algunos dicen que son los judíos, otros que es la iglesia, otros que son todos los hombres. Podemos especular sobre una u otra postura, pero mejor reflexionemos en la respuesta de Jesús a aquel que le preguntó: “Señor, ¿quién en mi prójimo?”

Lo que el REY espera de nosotros es una compasión activa, que se demuestre en hechos reales, no es lástima por lo que le sucede al que sufre, sino acciones de amor hacia el que sufre.