Y ustedes oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero
no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después. Mateo 24:6  NTV

En el artículo anterior vimos cómo opera el engaño. En este veremos que la segunda advertencia que Jesús da a sus discípulos es que no teman, que no se alarmen. En general, cuando se pregunta a la gente sobre cuál es la expectativa hacia los tiempos del fin, un gran número manifiesta su temor ante los eventos catastróficos; eso ha hecho que muchos no quieran indagar más sobre el tema, justamente por el miedo que les provoca. El cine y la literatura no han hecho más que aumentar ese temor, centrándose en los eventos y dejando totalmente de lado el hecho central de esa era, que es el regreso de Cristo y la implantación de Su Reino.

Cuando, como hijos de Dios, estudiamos la escatología, todo nos lleva al momento glorioso de la manifestación de Cristo. Juan, en Patmos, cuando comienza su relato no lo hace desde el temor que le pudiera haber provocado ver todo lo que vio. Pensemos que Juan vio los desastres en la naturaleza, vio la mortandad, vio los sufrimientos. Una persona que acaba de ver algo trágico, normalmente describe lo que más le impresionó: la sangre, los gritos de dolor, etc; pero Juan comienza su relato describiendo la magnificencia de Cristo en gloria. Lo maravilloso de la imagen del Rey de reyes, hizo que todo lo demás quedara en un segundo plano, el texto de Apocalipsis comienza con la imagen del Rey y termina con la expectación dichosa del regreso del Esposo. Si ver en el espíritu los tiempos del fin le hubiera resultado traumático, ¿Juan hubiera expresado tanta esperanza en que acontecieran?

Como una esposa que anhela el regreso del Esposo, no nos fijemos en los acontecimientos, mirémoslos simplemente como lo que son, señales, como indicadores de que el regreso está cerca, pero que no acaparen nuestra atención, Su regreso será el evento más importante de la historia, porque será la vuelta por completo al diseño original, a volver a vivir en Su presencia manifiesta, como el hombre en el huerto del Edén. 

Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán. Verán su rostro y tendrán su nombre escrito en la frente

Apocalipsis 22:3-4  

Las señales son simplemente eso, formas de indicarnos que el fin se acerca, pero no son lo central, debemos procurar conocerlas simplemente porque son alertas y porque todo lo que está escrito es importante. El miedo sobredimensiona aquello a lo que le teme. Si nos enfocamos en las señales nos perderemos lo más hermoso: la esperanza de que su regreso está cerca y poder prepararnos para ello. 

Hoy dejamos de lado todo temor y nos enfocamos en el deleite de su regreso.