Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios.

Apocalipsis 3:2 NBLA

La ciudad de Sardis había sido muy grande e importante. Seiscientos años antes de Cristo había sido la capital del imperio lidio, llegando al apogeo de su esplendor bajo el reinado de Creso. Esta ciudad estaba asentada sobre una meseta, rodeada de acantilados, en una posición casi inexpugnable, eso lo había llenado de orgullo y también de confianza en sí mismos. Creso se animó a desafiar al imperio persa, fue derrotado por sus fuerzas y huyó a refugiarse en la ciudad capital, pensando que allí estaba seguro y podría reagrupar sus tropas. Los persas sitiaron durante días la meseta, sin encontrar cómo hacerla caer. El rey persa, Ciro, ofreció una recompensa al soldado que encontrara cómo entrar, eso motivó a la tropa, la cual descubrió que podían escalar por una grietas, al llegar a la cima se encontraron que nadie vigilaba ese lugar, estaban demasiado confiados, fueron demasiado perezosos para montar guardia. La orgullosa ciudad cayó en manos de los persas y nunca más recuperó su esplendor.

Doscientos años después se volvió a repetir una historia similar. La ciudad había pasado a formar parte del imperio de Alejandro Magno y a su muerte, hubo guerras por el dominio de los territorios. Aqueo disputaba la ciudad con Antíoco, el primero se refugió en la ciudad y resistió el asedio durante un año, pero un puñado de hombres repitió la hazaña realizada dos siglos antes por los persas, entrando por el mismo lugar. el cual nuevamente estaba desprotegido de vigilancia.

Podemos decir que Sardis era una ciudad degradada, de ser esplendorosa capital había pasado a ser una sombra.

Cuando a la iglesia de Sardis se le advierte sobre ser vigilante y el costo de no vigilar, lo entendían perfectamente, vivían viendo el resultado de ese descuido.

La falta de vigilancia había ido minando la iglesia, se había ido muriendo y no reaccionaban. Cristo los exhorta a volver a vigilar para que lo que está en peligro de morir sea afirmado.

¿Cómo podemos estar vigilantes?

Nuestros frentes de vigilancia son varios, vigilando por nosotros mismos. por nuestras familias, por la iglesia…Somos llamados a velar, eso se hace en oración y dependencia del Padre.

¿Estás ocupando tu lugar de vigilancia?