Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
Apocalipsis 2:20
La carta a la iglesia a Tiatira es la más larga de las siete y la más enigmática, por causa del poco conocimiento que tenemos, en la actualidad, acerca de la ciudad, la iglesia y de la identidad de la persona nombrada como Jezabel.
Como vimos en las entradas anteriores de este blog, nos estamos centrando en las correcciones que se les hace a las iglesias, ya que entrar en un estudio profundo de todos los componentes de cada carta sería muy extenso. En el caso particular de Tiatira, son muchos los puntos a favor de esta congregación:
Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
Apocalipsis 2:19
Al leer este versículo vemos una iglesia vibrante, llena de servicio, de obras buenas, pero…
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
Apocalipsis 2:20
El cuadro rebosante de salud se empaña. Hagamos una analogía con la salud física, si vamos al chequeo médico y nos dicen: «sus pulmones, su hígado, riñones, corazón, sistema vascular y digestivo están muy sanos, solo tenemos un problema, Ud. tiene un tumor maligno en el cerebro, que pone en riesgo su vida».
Hasta que leemos el versículo veinte, todo parece perfecto en la iglesia. Lo que Dios tenía contra Tiatira era poco, pero era grave. Vemos en iglesias anteriores como Éfeso y Pérgamo que el tema de las doctrinas corruptas era común; hubo, hay y habrá un intento del enemigo de infiltrarse y debilitar la iglesia desde adentro.
¿Por qué es particularmente peligroso aquí, el tema de las falsas doctrinas? En Éfeso la iglesia las odia y combate, en Pérgamo tiene infiltrados a los que retienen estas doctrinas, pero en Tiatira se le ha dado lugar a Jezabel para que las enseñe, usurpando un puesto de autoridad como profetiza. En esta iglesia está institucionalizado el error y el resto de la iglesia lo tolera.
William Barckay traduce el versículo veinte de la siguiente manera: «Pero tengo contra ti que no haces ningún esfuerzo para poner en su debido lugar a esa mujer Jezabel, que se considera profetisa…»
¿Quién es Jezabel y qué enseñaba? Antes que nada consideramos que ese nombre es simbólico, no es probable que ningún judío llamara así a una hija suya, debido al bagaje de perversidad que conllevaba, recordando a la perversa e idólatra esposa del rey Acab. Entonces podemos especular que Jezabel era una persona con la influencia que tuvo la esposa de Acab sobre él y, por consiguiente, sobre el reino. La mencionada en esta carta tiene un rol protagónico en la congregación, se atribuye a ella misma uno de los cinco oficios ministeriales, pretendía hablar de parte de Dios, dando suprema importancia a sus enseñanzas.
No podemos extendernos mucho hablando acerca de Jezabel, porque lo que nos interesa en este caso es la reprensión que se hace a la iglesia: «Tengo contra ti…que toleras..» El pecado que se corrige es el de la tolerancia. En la actualidad se habla mucho de tolerancia, se exige mucho ser tolerante con todos y la intolerancia se mira con muy malos ojos. Cuando alguien opina de manera que otro pueda sentirse ofendido, hasta puede ser castigado por la autoridad civil por intolerante. Lo que Dios está corrigiendo en esta congregación es la permisividad, la pasividad que no le permite esforzarse por poner las cosas en su lugar.
En Tiatira había gremios que regulaban la vida comercial de la ciudad, gremios de trabajadores de la lana, la piel, el lino y el bronce, fabricantes de ropa exterior, tintoreros, alfareros, panaderos y hasta de traficantes de esclavos. Formar parte de esos organismos significaba asistir a comidas rituales en los templos paganos, ya que allí se hacían las reuniones, pero no integrar uno de ellos era un suicidio comercial. Aparentemente, Jezabel proponía llegar a un acuerdo con los principios del mundo en interés del comercio y el negocio, manteniendo, sin duda, que el Espíritu Santo podía guardarlos de todo mal. Muchos habrían sido contaminados con la enseñanza pervertida ya que se menciona a los amantes y los hijos de Jezabel.
No pareciera tan grave lo que proponía esta mujer, no sería tan malo comer lo sacrificado a los ídolos si era con el fin de que no hubiera necesidades económicas en la iglesia. Tal vez por eso mismo ellos podían hacer tantas obras de caridad. Pero el que tiene los ojos como llamas de fuego ve lo más profundo, las intenciones del corazón. No hay amistad entre Dios y los demonios, no hay comunión entre los hijos del Padre y las tinieblas. Todo lo que es a medias bueno, es definitivamente malo, esa es la tolerancia que tenía la iglesia y por la que fue exhortada.
El «nos es tan malo», no debería existir en nuestro lenguaje. Para mantenernos en pie en una sociedad con tanta mezcla es necesario ajustarnos a la santidad.
…y el que es santo, santifíquese todavía.
Apocalipsis 22:11
No estamos hablando del hermano que practica algunas cosas porque todavía no tuvo convicción de pecado o no ha alcanzado madurez. Aquí hablamos de la enseñanza dentro de la misma congregación. Tal vez para no parecer tan religiosos, o tan estrictos, o para que la gente no se vaya de la iglesia, se permiten enseñanzas que apoyan que se puede practicar lo no tan bueno.
Es tiempo de esforzarnos en la santidad, de ajustarnos más que nunca a la voluntad de Padre, más allá de los «beneficios» que nos pueda dar el mundo.