«Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.» Mateo 24:14 

Para que vuelva el Señor hay varios hechos que tiene que ocurrir, algunos son totalmente ajenos a nuestra competencia, por ejemplo, que el templo de Israel sea reedificado. Con respecto a estos eventos externos nada podemos hacer, pero hay algo que si es nuestra tarea. Cuando leemos “será predicado”, sería bueno hacerlo personal, porque de la manera en que está redactado da la idea de que alguien lo hará, pero no necesariamente tengo que ser yo. Eso hace que, si alguien lo hará, sean muy pocos los que se sienten identificados, entonces casi nadie lo toma para sí mismo. Podemos parafrasear este pasaje de manera de hacerlo más personal:

“Cuando nosotros hayamos predicado el evangelio hasta lo último de la tierra, entonces vendrá el fin.”

La Biblia Lenguaje Sencillo traduce ese versículo:

El fin del mundo llegará cuando las buenas noticias del reino de Dios sean anunciadas en toda la tierra, y todo el mundo las haya escuchado.

Esto nos lleva al mandato de “ir y predicar el evangelio”. Hay una relación directa entre la propagación del mensaje del evangelio y el retorno de Cristo. Muchas veces decimos y cantamos que anhelamos Su regreso, pero si realmente es así, el anuncio de las verdades eternas tendría que ser una urgencia en nosotros.

A través del tiempo el mensaje se ha desvirtuado y la “buena noticia” se ha limitado a que Dios sana, prospera y nos da cosas placenteras. Entonces parece que si la persona no está enferma o en pobreza no sabemos cómo predicarle.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál es la buena noticia? ¿Por qué esa notica es relevante para todos? Una de las cosas que nos frenan para compartir el evangelio es la falta de entendimiento del alcance tremendo de esa buena noticia. Es una notica que tiene varias aristas, varios lugares desde observarla y que la hace totalmente maravillosa.

La podemos mirar desde Su Obra:

Cada una de las cosas que hemos mencionado son parte de la buena noticia, ¿te das cuenta que hay muchísimo para compartir, que el evangelio no se trata solamente de que Dios sane alguna dolencia o provea momentáneamente, sino que es mucho más grande?

Lo podemos mirar desde Su Persona:

Anhelamos que el Señor vuelva, que instaure su reino de Justicia, que se muestre, conocerle cara a cara, soñamos con ello. Pero no sucederá hasta que el evangelio sea predicado a todas las naciones. Y esa es nuestra responsabilidad y privilegio, ¿lo aceptas?